Seguro que ya con leer el título te han venido a la cabeza todos los olores que encuentras en una pastelería: el pan recién horneado, el café recién servido, el dulzor de las tartas… Y es que las pastelerías son un lugar mágico por todas las emociones que nos provocan. Por esto, en esta entrada queremos explorar cuáles son los 5 aromas que despiertan recuerdos en una pastelería.
El poder del olfato
Quizás no lo sepas, pero el olfato es uno de los sentidos más potentes a la hora de crear conexiones emocionales y por eso, algunos olores nos evocan recuerdos. De toda la información que recibimos diariamente, la memoria olfativa almacena más del 35%, frente a, por ejemplo, la memoria visual, que solo alcanza el 8%.
A través del olfato podemos volver al pasado, rememorar personas, lugares o incluso diferentes etapas de nuestra vida. Quizás uno de los ejemplos más conocidos sea la magdalena del escritor francés Marcel Proust: en su libro Por el camino de Swann, el primero que compone la serie de En busca del tiempo perdido, el protagonista come una magdalena mojada en té que le transporta inmediatamente a su infancia.
En una pastelería los aromas no son un detalle, sino que son parte del alma del lugar. Descubre cuáles son los olores más habituales que podemos encontrarnos y que nos transportarán a lugares felices.
1. La vainilla: el perfume de la infancia
La vainilla es uno de los ingredientes imprescindibles en muchas de las elaboraciones de nuestra infancia. Lo podemos encontrar en natillas, bizcoches, cremas… Tiene una dulzura muy sutil y su olor es como un abrazo suave. Nos lleva a evocar las meriendas en casa de nuestra abuela, a cumpleaños, a tardes de juegos… Es un aroma que reconforta y que nos hace sentir en casa.
2. La canela: la especia favorita
Pero si hay algo que evoca el hogar es el aroma de la canela. Está en las empanadas dulces, en las galletas, en el vino navideño, en los rollitos caseros, en el arroz con leche, ¡hasta en el té! Su versatilidad y su sabor inconfundibles hacen que su uso se transmita de generación en generación, ¡nunca pasa de moda! Su olor es sinónimo de cocina reposada, de cariño, de invierno y de hogar.
3. Masa recién horneada: el olor del trabajo bien hecho
Ese glorioso momento en el que la masa comienza a dorarse y emerge el perfume del pan dulce o de un bizcocho que se está cociendo o incluso de un hojaldre que crece… Ese glorioso momento. Es el olor de la espera recompensada, del trabajo artesanal, de lo que se hace con tiempo y mimo. Es uno de nuestros olores favoritos y cuando entras en nuestro obrador, se nota.
4. Chocolate derretido
Pocas cosas hay más deliciosas que el chocolate. Tiene el poder de seducir desde el primer aroma. Cuando se derrite para una cobertura o elaborar una crema, llena el ambiente con su perfume intenso y envolvente. Es el olor de las tardes de frío, de los antojos dulces, de los caprichos a escondidas. Es el olor reconfortante del chocolate. Un aroma que se queda en la memoria.
5. Azúcar caramelizado: una crujiente dulzura
Otro de los aromas más poderosos es el del azúcar transformándose. Puede ser en un flan, en la cobertura de nuestros panettones o en una tarta que termina de dorarse, su perfume tostado y dulce es inconfundible. A mí me lleva directamente a la infancia, acompañando a mi padre mientras trabajaba.
Si vienes a visitarnos a nuestras pastelerías de Aspe y Novelda podrás comprobar cómo te influyen estos aromas y qué recuerdos te despiertan. Eso sí, no lo tendrás nada fácil a la hora de elegir entre nuestros panettones, nuestras toñas o nuestras magdalenas, porque ya te lo avisamos, ¡huelen que alimentan!

